Hacerse un nuevo piercing siempre es emocionante: es una forma atrevida de expresar la personalidad y el estilo personal. Sin embargo, como persona con años de experiencia al frente de un estudio profesional de piercing, he sido testigo de demasiadas infecciones que podrían haberse evitado con unos cuidados posteriores adecuados. Tanto si es tu primer perforación de oreja o un piercing de cartílago o de nariz más delicado, el cuidado posterior es lo más importante a lo que puedes prestar atención para que tu piercing cicatriza de forma bella y segura.

Aquí tienes todo lo que necesitas saber para prevenir las infecciones después de hacerte un piercing.

Elige un piercer de confianza

La base de un piercing seguro y satisfactorio empieza mucho antes de que la aguja toque tu piel. Encarga siempre el piercing a un perforador con licencia y experiencia que trabaje en un entorno limpio y estéril. Asegúrate de preguntarle por el tipo de aguja estéril de un solo uso que ha elegido. joyas para implantes (como el titanio o el oro de 14-18 quilates). Nunca utilices una pistola de piercing, sobre todo para los piercings de cartílago, ya que provocan un traumatismo innecesario en el tejido y aumentan el riesgo de infección.

Mantenga las manos alejadas

Resulta tentador palpar o retorcer las nuevas joyas después de perforarse, pero es una de las formas más rápidas y fáciles de introducir bacterias. No te toques nunca los piercings con los dedos sin lavar. Los piercings, al tener la piel cortada, son una “herida abierta”, y cualquier pequeña cantidad de suciedad, aceite o residuo de tus manos contribuye a la irritación o infección.

Si necesitas limpiarlo o ajustarlo, lavarse bien las manos con jabón antibacteriano primero.

Limpieza con solución salina dos veces al día

Evita el alcohol o el peróxido de hidrógeno, ya que resecan demasiado y pueden interrumpir la cicatrización. Prueba con una solución salina estéril (disponible en la mayoría de farmacias, o hazla tú mismo disolviendo ¼ de cucharadita de sal marina no yodada en 1 taza de agua destilada caliente).

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Evitar la natación (por ahora)

Las piscinas, los jacuzzis, los lagos y el mar tienen bacterias. Hasta que el piercing esté totalmente curado (lo que puede llevar entre 6 y 12 semanas en el caso de los piercings de oreja y más tiempo en el de los piercings de cartílago y ombligo), debes evitar bañarlo en el agua. Pero si no puedes evitar sumergir el piercing en el agua, cúbrelo con una tirita impermeable y límpialo en cuanto salgas del agua.

Cuidado con el pelo, la ropa y la ropa de cama

Los productos para el cabello, la ropa ajustada e incluso la funda de la almohada pueden irritar un piercing nuevo. Recógete el pelo hacia atrás si es posible, cambia la funda de la almohada cada pocos días y no lleves sombreros ni prendas con cuello que rocen la zona recién perforada (sobre todo en la fase inicial de cicatrización).

No cambie las joyas demasiado pronto

Aunque estés listo para cambiar tu joya, sustituirla demasiado pronto podría causar irritación o incluso desgarrar el tejido que está cicatrizando. Espera siempre a que tu perforador determine que estás completamente curado. Cuando cambies las joyas, utiliza sólo materiales de alta calidad, como el titanio, acero quirúrgico, u oro, para limitar cualquier reacción alérgica.

Atención a los signos de infección

Incluso con unos cuidados perfectos, en ocasiones pueden producirse infecciones. Los signos más comunes son:

Si tiene alguno de estos síntomas, No te quites la joya tú mismo, ya que podrías atrapar bacterias en la herida. Una vez más, pide ayuda a tu perforador o a un profesional médico.

La paciencia es la clave

Cada individuo y cada piercing tiene un tiempo de curación diferente. Un piercing en el lóbulo de la oreja puede curarse en 6-8 semanas, mientras que un piercing en el cartílago o en el ombligo puede tardar meses. La clave de la cicatrización es la constancia: la limpieza debe ser suave y no causar traumatismos ni irritaciones en la zona, sino dejar que el cuerpo haga el trabajo de cicatrización.

Resumen

Un piercing bonito y sano es una combinación de conocimientos profesionales y cuidados posteriores de calidad. En mis años de experiencia, nunca he tenido ningún problema grave surgen de cualquier persona que sigue cualquier régimen de limpieza adecuada, no toca sus piercings, y utiliza joyas de calidad.

Así que tómate tu tiempo, sigue estos pasos y deja que tus piercings cicatricen como la naturaleza manda: limpios, sin infecciones y absolutamente espectaculares.

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