Los piercings tienen un propósito que va más allá de ser simples accesorios; son representativos de la identidad y el estilo personales. Tanto si se trata de un suave anillo helicoidal, un clásico pendiente en la nariz o un atrevido piercing en el ombligo, el cuidado del piercing es el aspecto más importante para garantizar que se mantenga sano y tenga un aspecto estupendo. Llevo más de 20 años dedicándome a la perforación corporal y al cuidado posterior, por lo que he visto cómo un pequeño cuidado diario puede marcar una gran diferencia en el tiempo de cicatrización, la comodidad y el buen aspecto general. Aquí tienes la guía completa para cuidar tu piercing en el día a día.
Manténgalo limpio con suavidad y constancia
La limpieza diaria es esencial. Es fundamental limpiar la zona del piercing dos veces al día con suero fisiológico o un gel estéril para mantener alejadas las bacterias. No utilices limpiadores agresivos, alcohol ni peróxido de hidrógeno, ya que resecan la piel y ralentizan la cicatrización.
Consejo profesional: Lávate siempre muy bien las manos antes de tocarte el piercing. La contaminación de las manos sin lavar es una de las principales causas de irritación e infecciones.
Evita tocarte o retorcerte en exceso
Muchas personas tienen la costumbre de retorcer y jugar con sus joyas, sobre todo con un piercing nuevo. Retorcer las joyas puede contaminarlas y causar daños innecesarios en el tejido.
Deja que tu piercing cicatrice en paz: no debes mover la joya intempestivamente mientras el tejido se encuentre en las primeras fases de cicatrización.
Cuidado con la ropa y los accesorios
La elección de la ropa puede afectar a la cicatrización. Llevar ropa ajustada o tejidos que puedan engancharse (como pañuelos de tela o ropa con cuello alto) puede agravar la situación del piercing. Si llevas un piercing en el ombligo o en el pezón, prefiere los tejidos holgados, gruesos y transpirables para que circule el aire.
Mantenga alejados los productos y el pelo
Los productos para el pelo, las lociones, el maquillaje y los perfumes pueden obstruir la zona e irritar la piel. Cuando te apliques productos, ten en cuenta desde la loción hasta la base de maquillaje para asegurarte de que ninguno entre en contacto con la zona directa del piercing, sobre todo en el caso de los piercings faciales y de oreja. Las personas con el pelo largo también pueden procurar llevarlo recogido para que no se enganche en las joyas, si es posible.
No nade hasta que se cure
Las piscinas, los jacuzzis y los lagos pueden tener bacterias que pueden causar infecciones fácilmente. Espera a que tu perforador confirme que el piercing está completamente curado antes de nadar. Si no tienes más remedio, utiliza vendas impermeables o una cubierta para el piercing, y límpialo siempre inmediatamente después.
Hábitos de vida
El cuerpo se cura de dentro hacia fuera. Comer alimentos nutritivos, hidratarse y dormir pueden permitir una curación más rápida y limpia. Evita fumar o beber alcohol en exceso, ya que ambos comportamientos pueden ralentizar la recuperación y favorecer la inflamación.
Elija joyas de calidad
El tipo de joya que lleve es tan importante como su cuidado. Opte siempre por el titanio de calidad implantológica (F-136), el acero quirúrgico o el oro de 14 a 18 quilates para un uso seguro y duradero. Todos ellos son hipoalergénicos y menos propensos a irritar o provocar reacciones alérgicas.
Consejo profesional: Si es sensible a ciertos metales, el titanio es su mejor opción para evitar la dermatitis de contacto por metales, ya que es muy ligero y resistente a la corrosión, por no hablar de su biocompatibilidad con el cuerpo humano.
No se apresure a cambiar sus joyas.
Aunque creas que el piercing se ha curado por fuera, es posible que siga sensible por dentro. Espera siempre a que tu perforador te asegure que es seguro cambiar de joya. Si tu perforador aprueba el cambio, debes ser paciente. Si cambias de joya demasiado pronto, puedes reabrir la herida y causar irritación.
Busca señales de problemas.
Al principio se supone que el enrojecimiento y la hinchazón leves son normales. Sin embargo, síntomas como dolor persistente, pus u olores desagradables pueden ser infecciones. Si esto ocurriera, no te quites la joya, ya que podría mantener bacterias dentro de la herida. Póngase siempre en contacto inmediatamente con su perforador o con un médico.
Convierta los cuidados posteriores en un hábito regular.
Incluso después de que se haya curado, de vez en cuando tu piercing seguirá necesitando cuidados. Limpia tus joyas con regularidad y de forma rutinaria, sobre todo las piedras preciosas, o si llevan colgantes que abulten y dificulten su limpieza. También es una buena práctica comprobar el apriete de las piezas enroscadas; de lo contrario, podrías perder alguna de tus piezas. Un cuidado rutinario mantendrá tu piercing sano y tus joyas relucientes y con el mejor aspecto.
Reflexiones finales
Cuidar de tu piercing no es ninguna locura. Es relativamente sencillo: hazlo de forma rutinaria, lávalo y sigue estos consejos para evitar infecciones e irritaciones, y tu piercing seguirá teniendo el mismo aspecto que el día que te lo hiciste.
Recuerda: tu piercing sigue siendo una parte de tu cuerpo, trátalo bien y tu piercing seguirá siendo bonito y una fuente de confianza.